Mejorar la vida de los inmigrantes indocumentados nos beneficiará a todos

por Jamshid Damooei y Gerhard Apfelthaler

Según la última información disponible, los trabajadores indocumentados constituían el 7,1% de la población del condado de Ventura en 2019. Si añadimos una estimación conservadora de los miembros de la familia, que son ciudadanos estadounidenses, el número total de personas que viven en hogares familiares de indocumentados alcanza el 9,8% de la población del condado, o un total de 83.000 personas. Si todos ellos vivieran en una sola ciudad, sería la quinta más grande del condado.

Los inmigrantes indocumentados son personas trabajadoras. En 2019, tenían una tasa de participación en la población activa de 74,1%, por encima de la media del condado de 65,5%. Su tasa de empleo fue de 70,7% en comparación con el 61,7% de la media del condado, aunque sufrieron una tasa de desempleo ligeramente más alta de 3,4% en comparación con el promedio del condado de 3,3%. Los trabajadores indocumentados, proporcionan 70% del empleo total en la agricultura, 15,3% en la construcción, 11,7% en el comercio mayorista, 13,7% en el comercio minorista y 9,5% en la industria manufacturera, y la lista continúa.

Durante la pandemia de COVID-19, los inmigrantes indocumentados apoyaron la producción y distribución de alimentos y muchos otros productos en la región. Sin embargo, no oímos hablar mucho de su papel vital al servicio del bien común del condado. Los grupos más jóvenes de inmigrantes indocumentados contribuyen a mantener más joven a nuestra población regional. Según un estudio reciente de la Fundación Comunitaria del Condado de Ventura, para 2060, el condado de Ventura experimentará un crecimiento de alrededor de 300% en su población de 85 años o más, mientras que su población de 15 años o menos se reducirá en casi 13%. Por cada dos niños, tendremos una persona de 85 años o más. Los inmigrantes indocumentados presentan una estructura de población mucho más joven, y su presencia mejora el coeficiente de dependencia de la población (personas de 45 a 64 años divididas por la población total de 80 años o más). En 2022 este coeficiente era de 5,9, y se prevé que disminuya a 3,6 en 2030 y a 2,3 en 2040.

La imagen de los inmigrantes indocumentados con bajo nivel educativo es exagerada y, en muchos aspectos, incorrecta. En el condado de Ventura, alrededor del 9% de los inmigrantes indocumentados tienen un título de licenciatura o superior, y 39% tienen un título de bachillerato o equivalente. La creencia de que los inmigrantes indocumentados sólo pueden desempeñar trabajos poco cualificados es infundada.

A pesar de contar con una población tan pujante e importante, tenemos retos solucionables que pueden aportar cambios positivos para la comunidad en general. Alrededor del 11,3% de los inmigrantes indocumentados de edades comprendidas entre los 3 y los 17 años no van a la escuela. Ayudarles a obtener una educación es importante para su propio futuro y el de la comunidad en general. Alrededor de 57% de inmigrantes indocumentados no tienen seguro médico - 46% del total de personas sin seguro en el condado. La incapacidad de proporcionar la atención sanitaria necesaria provocó una continuación innecesaria de la pandemia. Unos 20% de los inmigrantes indocumentados viven por debajo del nivel federal de pobreza en el condado de Ventura y unos 5% viven en la más absoluta pobreza (por debajo del nivel de pobreza 50%). 80% de los inmigrantes indocumentados viven en casas de alquiler, y el aumento del coste de la vivienda los ha hecho vulnerables.

Imagínese vivir en un lugar durante más de 20 años y seguir siendo considerado ilegal, no autorizado o indocumentado, con acceso reducido a la educación o a la asistencia sanitaria, y sin oportunidad de crear riqueza generacional. 77% de la población indocumentada en el condado de Ventura ha estado viviendo en los Estados Unidos por más de 10 años - 28.3% de ellos por 20 o más años. Estos son nuestros vecinos que contribuyen a nuestra economía y nuestra comunidad. Nuestra realidad económica, nuestra historia de ser una nación de inmigrantes y nuestra humanidad nos dicen que no debería haber diferencias entre los habitantes de nuestro condado. Acoger a los inmigrantes indocumentados y afrontar sus retos como propios es la forma más lógica y solidaria de avanzar. Deberíamos preguntarnos: ¿Qué hace falta para llamar hogar a un lugar?

El doctor Jamshid Damooei es catedrático de Economía y director ejecutivo del Centro de Economía Social, y el doctor Gerhard Apfelthaler es catedrático de Gestión y decano de la Facultad de Gestión de la Universidad Luterana de California.

Este artículo se publicó originalmente en Página web de VC Star.