La atención infantil de alta calidad como componente de una EPI de alta calidad, por el Dr. Gabino Aguirre

Por el Dr. Gabino Aguirre, Copresidente del Proyecto Isabella

Como parte del Proyecto Isabella, a menudo hablamos de la prestación de servicios de guardería a las familias para que puedan aprovechar las oportunidades existentes en materia de EPI y/o para que los padres accedan a un empleo. Pero, ¿qué entendemos por "calidad" en la educación y atención a la primera infancia? Los estudios demuestran que los programas que tienen un impacto positivo en el desarrollo de los niños pequeños combinan las siguientes características: personal altamente cualificado, clases reducidas y una elevada proporción de adultos por niño, un entorno rico en lenguaje, planes de estudio adecuados a la edad y materiales estimulantes en un entorno físico seguro, e interacciones cálidas y receptivas entre el personal y los niños.

A través de los ojos de los niños, un programa de alta calidad puede significar sentirse aceptados por lo que son, independientemente de su capacidad o cultura. Significa tener amigos y adultos receptivos, sentirse cómodos emocional y físicamente, y la posibilidad de realizar una variedad de actividades divertidas, interesantes y atractivas.

Desde el punto de vista de los padres, una guardería de calidad salvaguarda la salud y la seguridad del niño y donde el niño es feliz, y el programa está convenientemente situado y es asequible. Para algunas familias, una guardería de calidad es clave para conciliar trabajo y familia, de modo que los padres estén tranquilos mientras trabajan. Otros padres pueden definir un programa de alta calidad como aquel que incorpora actividades tangibles de preparación para la escuela, como la lectura precoz o temprana o aprender a contar, o que destaca el aprendizaje de habilidades sociales como la cooperación. O pueden definir un entorno de calidad como aquel en el que se respetan la cultura de sus familias y las capacidades de sus hijos. O pueden definir una guardería de calidad como un entorno en el que su hijo es feliz, hace amigos, vive experiencias interesantes y positivas y aprende cosas muy diversas. O... ¡todo lo anterior!

Todas estas experiencias suelen ofrecerse en programas basados en centros que deben cumplir las normas y reglamentos estatales y federales. Pero si éstos no están disponibles o no se puede acceder a ellos, ¿qué ocurre con las guarderías no reguladas? Muchas familias cuyos padres trabajan deben recurrir a servicios no regulados. En este caso, los padres son los únicos responsables de evaluar la calidad de la guardería y buscar un nuevo proveedor si el servicio resulta ser de baja calidad. Pero, ¿qué pueden buscar los padres para cerciorarse de la calidad? Deben informarse bien sobre salud y seguridad y sobre los elementos de una guardería de alta calidad. Algunos de estos elementos son la salud y la seguridad, la programación, el número máximo de niños por edad, el espacio físico y la formación y el apoyo a los cuidadores. Este conocimiento de las directrices básicas es imperativo, ya que no existe supervisión o control público, ni sistema de apoyo, ni requisitos de formación. Sugerimos que se elabore un contrato por escrito con un cuidador familiar no regulado que incluya el importe del pago, el horario, las prestaciones, las horas, los días de enfermedad y vacaciones, la cancelación y finalización del cuidado, etc. La investigación es clara en cuanto al imperativo de incorporar programas de alta calidad para la primera infancia y guarderías de alta calidad como parte del Proyecto Isabella.

Más información sobre el Proyecto Isabella y la iniciativa Educación Infantil de Máxima Calidad aquí.